viernes, 12 de febrero de 2016

CONSTRUIR, HABITAR. Casa en la Isla de Arosa, Manuel Gallego.


El título nos recuerda a Juan Navarro Baldeweg en “Alejandro de la Sota: Construir, Habitar” a propósito de las viviendas en Alcudia; sobre el modo de pensar, proyectar y dibujar la arquitectura en Sota, y que nos sirve para encabezar esta entrada. Existe un lugar común en ambos arquitectos. La primacía de la idea, la consecución de un ambiente, es decir, la entonación; y la reflexión sobre el modo de situarse en el territorio.

La primacía de la idea, es la importancia concedida al tema, y que en Manuel Gallego es capital. Así ocurre en sus mejores proyectos: la estructura de la cubierta de la Casa de Cultura en Chantada, la construcción de una escalera en el Museo de Arte Sacro...

                    "Casi toda la arquitectura que he hecho, la he hecho con ideas elementales"
                    (Manuel Gallego en la exposición "Manuel Gallego. Arquitectura 1967-2015")



Volviendo al tema que nos ocupa, el hombre vive, y al hacerlo construye su propio territorio, transformándolo. Es una necesidad primera y primordial, de tal manera que existe una relación entre estos dos actos humanos, construir-habitar.  En él se reconoce y se identifica. Introduce elementos del entorno inmediato y de su memoria, y que en un determinado momento transforma en su vivienda. De ello depende además el clima, la economía, los medios, la cultura y las costumbres, las creencias... En el autor este tema es capital, dada la importancia que concede a la construcción del lugar, y que ha ocupado parte de su vida docente.

“O espacio habitado, é tamén lugar, como sitio onde un para, para ir construindo a sua vida” (Manuel Gallego, Arquitecto, Ed. GG, 1992)

Construir en una isla, con elementos básicos, fácilmente transportables. Un pabellón sencillo a dos aguas, elevado sobre el terreno para evitar el agua. Construcción de cubierta, cerramiento y ventanas com un solo elemento, el hormigón. El interior de la cabaña, resulta muy confortable, recubierto de madera sencilla. El interior es un espacio común, a penas compartimentado, en el que existe un fallado, donde como suele pasar en todas las casas de verano se procure el acomodo. 

El arquitecto al describir su obra se ha referido a la colaboración del cliente, un pintor, Enrique Ortiz. Como pudo suceder en la casa Malaparte, Adalberto Libera. En las viviendas en Paderne, se marcaban unas pautas, una construcción elemental para un desarrollo posterior que no fue tan sensible. Mejor resultado tuvieron las viviendas en Pia Maianca en Mera, construidas con planteamiento semejante.

"Los espacios más cómodos son aquellos a los que la vida impone menos restricciones al fluir, aquellos que son más ricos en significados, menos pendientes de su propia formalidad y más abiertos a ser interpretados y usados de formas múltiples, capaces de sugerir experiencias ricas llenas de posibilidades. Creo que proyectar una casa es inventar el orden que permita que esto ocurra y construirlo. Lo demás es secundario y debe estar subordinado a ello" (¿Puede una casa ser una obra de arte? Algunas reflexiones sobre la casa. Manuel Gallego)

Existe también, una reflexión sobre el modo de situarse en el territorio. Al igual que en Alcudia, en la cabaña de la Isla de Arosa los límites de lo estrictamente construido y habitable quedan difuminados. El razonamiento se podría aplicar a su vivienda en Corrubedo. 

Si a la vez que se vive, se habita y se construye, se podría hacer una reflexión ética. Y así, con sacrificio y sentido, construir una arquitectura mas sincera y con menos prejuicios.


“Una casa sólo es habitada, y en cierto modo se acaba, con la vida. Cuando es la casa de otro y veo que está mal usada, la olvido: es como una oportunidad perdida” (¿Puede una casa ser una obra de arte? Algunas reflexiones sobre la casa. Manuel Gallego)