El
Teatro Epidauro es sin duda uno de los más bellos edificios de la arquitectura clásica, y una buena muestra de la exactitud y precisión técnica de la contrucción griega. Sirvió como modelo a otros teatros de la antigüedad y actualmente es el
mejor conservado. Fue construido por el arquitecto Polícleto el joven (s.IV
a.C) desapareció después de múltiples saqueos y descubierto en ruinas en el
siglo XIX.
Se
construye en la ladera de una colina, abierto al paisaje y con una estudiada
orientación solar, permitiendo la iluminación natural de la escena y la sombra
en la grada. Sorprende, a pesar de sus grandes dimensiones su precisión
geométrica y funcional. El teatro Epidauro
ejemplifica el dominio de la geometría, la exactitud y la técnica de la
construcción en la arquitectura griega.
Pensado
para acoger a 14.000 espectadores, se convierte en uno de los teatros más
grandes de su época, y se ha usado en la actualidad. El teatro se construye en piedra y
mármol, en forma de semicircular con un diámetro de 120 m. En el centro está la
escena de 20 m de diámetro está rodeada por un graderío semicircular dividido en
dos niveles por un pasillo.
La
acústica del teatro de Epidauro es excepcional, permite a los últimos
espectadores oír y distinguir a los actores hablando en voz baja. Los asientos forman una superficie fragmentada que sirve de filtro
acústico que transmite el sonido que viene del escenario a altas
frecuencias y hace de difusor a bajas frecuencias. Se suprime el sonido de
frecuencia baja, el componente principal del ruido de fondo, y rompe las bajas
frecuencias de las voces. Además, las filas de los asientos de piedra, reflejan
las altas frecuencias hacia atrás, realzando el sonido.