La teoría de la historia describe un mundo que se
mueve entre corrientes y tendencias, entre el orden y la revolución, el genio y
la razón. Si analizamos el momento actual vivimos un tiempo de prolongación de la
postmodernidad, resultado de una nueva sensibilidad en el orden social y
artístico, y que podríamos nueva
modernidad.
Esta cultura de la nueva sensibilidad –la nueva
modernidad- se interesa por la acumulación de experiencias que define un
régimen de curiosidades. Frente a los rasgos que definen la época moderna;
frente al peso y al orden; frente a la razón y el método, a la intemporalidad e
inmutabilidad; se caracteriza por la levedad y el desorden; la intuición o la
pérdida de la razón, lo difuso, la niebla; la inmediatez, el concurso rápido;
la intercambiabilidad; la ligereza o déshabillé;
la acumulación y superposición, el collage.
La postmodernidad surge como una revolución ruidosa
sin ningún tipo de manifiesto, porque lo propio de la cultura de la nueva
sensibilidad es el anti-manifiesto. En el orden social tiene su expresión en la
protesta, en el orden cultural la sospecha de todo lo que se cree firme. La
arquitectura se convierte en una actividad sin disciplina, vinculada a muchas
otras actividades, tantas como aquellas que le interese a la sociedad. Tiene en
Koolhas una de sus figuras más representativas.
Rem Koolhas (Róterdam, 1944) es uno de los arquitectos
más influyente en la arquitectura de las tres últimas décadas. Es significativo
que su primer libro, Delirious New York -publicado en 1978- sea un escrito todavía vigente. Periodista y escritor, estudia guionismo
y trabaja como periodista hasta que en 1968 comienza sus estudios en la
Architectural Association de Londres. En 1975 funda OMA (Office for
Metropolitan Architecture) En una charla-coloquio organizada por el mismo y
Peter Eisenman en la AA definió su ámbito de interés en la arquitectura: “Básicamente
pienso que puedo hacer arquitectura como periodista, y una de las cosas más interesantes
del periodismo es que es una profesión sin una disciplina. El periodismo es
sólo un régimen de curiosidades, aplicable a cualquier tema, y diría que es aún
un factor muy importante que empuja mi arquitectura.” Un punto de vista que no
tiene que ver con la forma, el orden, la primacía de la estructura, la
jerarquía de espacios, la organización de las circulaciones y escaleras.
Delirious New York se presenta como un manifiesto retroactivo
para Manhattan, una ciudad de evidencias, paradigma de la ciudad moderna en
crecimiento y de una de sus características: la congestión. La congestión o
saturación y el crecimiento en altura en un espacio limitado –Coney Island- permite
la acumulación y yuxtaposición de edificios y espacios sin orden, hasta convertirse
en un lugar artificial adecuado a la nueva sociedad moderna. La espontaneidad
pone en evidencia el principio racionalista de la relación entre la forma y la
función. Publicará más tarde S, M, L, XL (1995), La ciudad genérica (2006) y Espacio
basura (2007). En la ciudad
genérica declara que toda la arquitectura es bella, mientras que en Espacio
basura afirma la desaparición de la arquitectura en el s. XX.
En este mismo sentido podríamos entender a Alejandro
de la Sota como el primer postmoderno y no como habitualmente se le ha
considerado, como un moderno rezagado.