jueves, 16 de enero de 2014

HABLE DE SOTA, ¡MUCHAS GRACIAS!... PERO DE SU ARQUITECTURA, ¡POR FAVOR!


La crítica no es una tarea fácil. Supone el buen conocimiento del objeto o del personaje y de todo lo que le rodea, el contexto. Muy pocas críticas proceden del análisis y la descripción.  Por eso puede parecer sorprendente, incluso puede llegar a sonrojar, que al hablar del personaje –Sota- se cite a otro personaje, Mandela.

En la crítica a la obra de Alejandro de Sota nos encontramos con la hagiografía; lugares comunes, un acervo común que procede del campo semántico de Sota –sencillez, elegancia, ligereza, sensibilidad…- rasgos que definen realmente su arquitectura, descrita por su propio autor,  pero que no llegan a describir en profundidad el objeto. Si asiste a alguna charla o a algún coloquio sobre el autor  con toda seguridad escuchará alguna de estas palabras que acabamos de anotar.

Para hacer un análisis objetivo de su obra es necesario la asepsia. Un alejamiento de la hagiografía, de la escolástica sotiana, e incluso de lo que el autor dice de su propia obra,  muchas veces un discurso difuminado, ambiguo o indeciso.

Hablar de Alejandro de la Sota es, para los que le conocieron, hablar del personaje y su obra; para los que no le conocieron únicamente es válida la descripción, es decir, lo que se ve sin mayor interpretación: la cualificación de un espacio, la forma, el funcionamiento, la construcción…  Hable de Sota, ¡gracias!... ¡pero por favor, hable con detalle de su arquitectura y su construcción!

Ahora que han pasado cien años desde el nacimiento del personaje es conveniente hacer una revisión de su obra, alguno de sus proyectos han desaparecido, Sota rehabilita su propia obra en vida, y de algunos se plantea su rehabilitación. ¿Cuál es el estado actual de su obra?, ¿Cómo se ha mantenido?... Tras el paso de los años la obra de Alejandro de la Sota está en numerosos casos irreconocible.

Y sería muy necesario hacer esta crítica.