jueves, 5 de diciembre de 2013

VENTANAS EN LA CASA MÉNDEZ DA ROCHA; NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ...


















El interés de Sota por la apariencia en su arquitectura, le lleva a que ésta no se note o desaparezca como por arte de magia -nada por aquí, nada por allá, según Joseph Llinás- Actuando sobre el espesor y la dimensión de las cosas consigue un ambiente que hace imperceptible la arquitectura. Bajo esta perspectiva, la sencillez, se pueden entender las ventanas de la Casa Méndez da Rocha objeto de esta entrada. 

En el edificio de la calle Gondomar (Alejandro de la Sota, Pontevedra, 1972) elige unas sencillas ventanas de guillotina, que dividen el hueco en partes iguales con un montante horizontal. La apertura de las ventanas permite el 50% de ventilación y su limpieza. El tipo de vidrio -sencillo- y las finisimas carpinterías aligeran su apariencia. Es interesante contrastar el aspecto actual con las ventanas que sustituyen las carpinterías originales, porque estas han fallado. Pero no se trata de esconder el detalle constructivo, tal y como trata de condensar el minimalismo, sino del refinamiento actuando sobre espesor y sus proporciones. 

En la Casa Méndez da Rocha la ventana es un mecanismo inventado por el arquitecto, un verdadero ingenio, ya que no se trata de un producto comercial. Un simple vidrio casi sin carpintería, abatible algún paño, con un dispositivo que permite el giro abatible de cada hoja y la ventilación; algo muy necesario en la arquitectura construida en ese clima. La ventana se introduce en un hueco horizontal iluminando toda la estancia. La estructura de cubierta en voladizo -auténtico falso techo- además de mejorar el comportamiento de las carga en el vano intermedio, evita la entrada directa de la exposición solar, mas dañina, y permite la entrada de luz indirecta -rebotada-.

En la Casa Mendez da Rocha no hay nada falso, una arquitectura hecha sin trampa ni cartón.