Muy cerca de Pontevedra, en la carretera
de Vigo, se construye la Misión Biológica de Galicia (1949-?) El edificio, destinado a
laboratorios de investigación del CSIC, se encuentra dentro de la extensa finca
del Pazo de Gandarón, rodeada de poderosos muros de granito.
La visita a esta obra permite ver a un incipiente Sota que plantea temas que luego desarrollará a lo largo de su carrera, aunque en esta ocasión no existan referencias a la tecnología o nuevos materiales, no alcanzable entonces, ni por el momento histórico ni por el contexto. Aquí, Sota se aleja del lenguaje clásico y monumental de los edificios institucionales, para encaminarse hacia la sencillez formal.
Es de gran interés visitar el interior.
En particular, una escalera similar a la que existía en la desaparecida casa
del Doctor Arce, en Madrid, que mas tarde también planteará en la Delegación de
Hacienda de Tarragona. Esta escalera introduce luz y orden en el distribuidor y
el pasillo, y en todo su recorrido ofrece hermosas vistas a un bosque de
castaños. Se puede comprobar la suavidad con la que el autor trata los muros de
fábrica, eliminando las superficies planas y las aristas rectas en los huecos,
así como los peldaños, pasamanos y tabiquería.
La fachada posterior posee una singular
abstracción en la que no existe un orden compositivo claro. Se realiza con
sillería de granito de diferentes tamaños, dispuesta de forma aleatoria. Los
huecos reciben distintos tratamientos, rehundidos o con resaltes de piedra de
sección recta y sin molduras. En la actualidad,
ha desaparecido la galería originaria —muy fotografiada—, que había sido
construida con una ligerísima carpintería de acero gris. Esta galería que no
aparece dibujada en los primeros alzados, es una imagen representativa que
anuncia a Sota.
Las salas tienen una altura variable; el techo es abovedado y está pintado de blanco, para permitir una iluminación difusa. Desarrolla con particular atención la biblioteca, en la planta alta. La luz artificial se coloca de forma ingeniosa sobre un tirante de acero de color blanco.
Las salas tienen una altura variable; el techo es abovedado y está pintado de blanco, para permitir una iluminación difusa. Desarrolla con particular atención la biblioteca, en la planta alta. La luz artificial se coloca de forma ingeniosa sobre un tirante de acero de color blanco.
Se conservan las carpinterías originarias
en puertas y mamparas acristaladas, con sencillas manillas diseñadas por el
autor. Pavimentos taraceados cerámicos en vestíbulos y pasillos, enmoquetado
color parduzco en las salas de estudio y biblioteca, y rodapiés de madera de
escuadría curva. También se puede observar parte del mobiliario original
diseñado por el propio autor con su hermano. Todo está cuidadosamente dispuesto
para la consecución de un ambiente de trabajo agradable y luminoso.